Una vivienda bioclimática en la actualidad, puede llegar a ser sostenible totalmente: esto aumenta un poco el coste en la construcción, pero a la larga es rentable ya que se amortiza. En el caso de tener que consumir energía externa, estas construcciones cuentan con una producción basada en renovables, como paneles solares, por ejemplo. Hablamos entonces de:
Edificios 0 emisiones: gracias a las medidas tomadas en la construcción y a su sistema de energía mediante renovables, es totalmente autosuficiente en materia energética, generando 0 emisiones de CO2, y ahorrando en el consumo de energía.
Edificios energía plus: no sólo son 0 emisiones, sino que generan energía sobrante que pueden vender.
En cuanto a los materiales utilizados en la construcción bioclimática, encontramos dos:
Naturales: como bambú, madera, tierra, piedra, etc.
Procesados: como el poliestireno, que es un fantástico aislante térmico.
Otra de las medidas sencillas que se pueden tomar y que es muy efectiva, es el uso de las plantas: estratégicamente colocadas protegen del frió del viento, u ofrecen sombra en verano. También sirven de pantalla contra el ruido y controlan la erosión, además de embellecer el lugar donde las pongamos.
Para conseguir una vivienda con estas características, hay varios aspectos a tener en cuenta como:
Ventilación correcta y aislamiento de los muros, para conseguir la máxima eficiencia en el mantenimiento de la temperatura (con poliestireno, por ejemplo).
Integrar energías renovables, para no contaminar ni gastar consumiendo combustibles fósiles cuando necesitemos de esa energía.
Orientación de la construcción, para aprovechar al máximo las horas de luz.
Utilizar todo lo que se pueda materiales naturales, y aquellos que más se usan en la región (nos saldrán más baratos y será más rápido obtenerlos).
Intentar reciclar todos los residuos que podamos (la basura orgánica, por ejemplo, en compost* para las plantas, o el agua de la ducha que dejamos perder hasta que se calienta, para usarla en el riego o para fregar, etc.).
Fijarnos en la distribución de los huecos de la casa, y mirar si interesa construir patio, chimenea de refrigeración, lucernarios…
Elementos exteriores pueden ser de gran ayuda, como toldos o persianas, o pérgolas…
El color tanto de los techos como de las paredes también influye: los claros reflejan la luz y así se refrigeran los espacios. Los oscuros, en cambio, por ejemplo en techos, absorben la luz por lo tanto el calor. Un tejado claro, frente a uno oscuro, reduce la absorción de calor en un 50%.
Si disponemos de jardín, optando por árboles de hoja caduca aprovechamos que frena el sol en verano pero podemos seguir disfrutando del calor del sol en el invierno.