La fachada ventilada es posiblemente el mejor sistema para la rehabilitación de edificios: mejora de la eficiencia energética del edificio, eliminación condensaciones de humedad, durabilidad, nulo mantenimiento y flexibilidad de diseño son algunas de las características que definen este sistema. De hecho, el Real decreto 133/2013 que regula el Plan Estatal de rehabilitación edificatoria y regeneración urbana 2013-2016, tiene en cuenta y acepta los incrementos de volumen de fachada que implica este sistema.
Este sistema de fachada permite el aislamiento térmico continuo de la envolvente del edificio, lo que unido a la cámara abierta entre esta capa aislante y el revestimiento cerámico, mejoran la eficiencia energética del edificio rehabilitado: en verano, reduce la absorción de calor y mejora su disipación mediante movimientos convectivos del aire en el interior de la cámara, mientras que en invierno, reduce las pérdidas de calor, así como la eliminación de puentes térmicos y condensaciones.
La termografía infrarroja permite comprobar la mejora de la eficiencia térmica de la fachada ventilada, tras una obra de rehabilitación. Los resultados muestran la gran reflexividad de la fachada cerámica y por lo tanto una baja absorción de calor en verano y la eliminación de humedades por condensación y puentes térmicos en invierno. Todo esto redunda en un menor gasto en calefacción y aire acondicionado.